PROTO EPARQUÍA DE IBERIA
Monday, March 06, 2006
PRÍNCIPE DEL MAR IV.
Pero la cabeza os será devuelta un día por el Padre,
cuando el momento este maduro como las espigas en el campo.
Primero he hablado con vosotros con parábolas y no habéis comprendido.
Ahora, de nuevo, os hablo abiertamente y tampoco entendéis nada.
Sin embargo, vosotros erais una parábola cuando hablaba en parábolas y sois francos
cuando hablo abiertamente.
Daos prisa en ser salvados sin que os tenga que rogar, sino alegraos por vosotros mismos y, a ser posible, adelantaos por vosotros mismos.
Pues, de esta forma, os amará el Padre.
Aborreced la hipocresía y los malos pensamientos.
Puesto que pensares, aquello que atraen la hipocresía.
Pues la hipocresía esta lejos de la verdad.
No arruinéis el Reino de los cielos, pues éste es igual a una rama de palmera, cuyos frutos se fueron desplomando a su alrededor.
Brotaron hojas, y cuando crecieron, dejando secar su semilla.
Lo mismo ocurre también con el fruto, que surgió de esa única raíz.
Cuando la planta fue plantada, brotaron frutos de muchos senos.
La raíz era buena, puesto que ahora era posible, hacer las nuevas plantas para ti, encontrar la raíz, porque yo fui tan reverenciado antes de este tiempo.
¿Por qué razón me detenéis, ahora que tengo prisa por irme?
Pues según el espíritu de fuego vosotros precisabais de mí, que me quedase todavía dieciocho días a causa de las parábolas.
Fue suficiente para otras personas.
Ellas escucharon la enseñanza y comprenden las parábolas de los pastores y la siembra
y la construcción y la de las lámparas de las vírgenes y del salario de los obreros
y la de la duplicación de los dragmas y la mujer.
Sed fervientes con relación a la Palabra.
Puesto que, la palabra es la primera parte de la Fe,
la segunda es el Amor,
la tercera son las Obras.
Pues de éstas surge la vida.
Pues la palabra es parecida a un grano de trigo.
Que cuando alguien sembró, confió y mientras crecía, él lo amaba, porque él veía muchas semillas en lugar de una, y mientras él trabajaba, él fue salvado, puesto que él la había convertido en alimento.
Además, él ahorró, para sembrar.
De igual manera, también os es posible a vosotros, lograr por vosotros mismos el reino de los cielos.
Si no lo lográis por medio del conocimiento, no lo podréis encontrar.
Por esa razón os digo:
Manteneos sobrios, no os dejéis engañar.
Y, a menudo, os he dicho entre vosotros y también a ti solo, oh, Jacob, te lo he dicho:
Salvaos.
Y te encomendé que me siguieses, y te ha enseñado sobre el comportamiento de las autoridades.
Veis, he descendido y he hablado y me he esforzado y he ganado mi corona,
cuando os salvé a vosotros…