PROTO EPARQUÍA DE IBERIA
PROTO EPARQUÍA DE IBERIA

Thursday, January 26, 2006

EPISTOLA A LOS DIFERENTES




¡ QUIEN QUIERA QUE SEAS, DONDE QUIERA QUE ESTÉS, NO IMPORTA CUAL SEA LA CIRCUNSTANCIA QUE ESTÉS VIVIENDO, ES IMPORTANTE PARA TI QUE SEPAS QUE DIOS TE AMA TAL CUAL ERES, Y ASÍ LO HACEMOS NOSOTROS ¡

¡ SIEMPRE SERÁS BIENVENIDO AL ARZOBISPADO METROPOLITA DE IBERIA DEL RITO SIRIO BIZANTINO!

Hoy queridos hermanos vamos a tocar un tema difícil, un tema simple, pero que complicamos con nuestros propios miedos; la HOMOSEXUALIDAD.

Es cierto, que el matrimonio entre homosexuales, como tal, no se debe realizar. Es ceremonia propia de la base familiar cristiana de la unidad dedicada a la procreación. ¿Pero una ceremonia ante Dios, dónde dos seres sin distinción de sexo, comunican su Amor al Creador?.

Afirmo que si, quienes somos nosotros pastores del rebaño del Señor, a juzgar a una oveja que pensamos perdida; ¿acaso el Pastor, no muestra por ella mas cariño, e intenta comprender su reacción para que no vuelva a suceder?

Dios ES AMOR, y el AMOR TODO LO PUEDE, mirar a las madres de asesinos, para ellas son inocentes, porque su amor, puede mas que la realidad vital de la circunstancia.

Pero, para afirmar esto, deberíamos buscar e interpretar en la Biblia, si hay algún dato sobre la homosexualidad en tiempos de Jesús, y si el, contrariamente a lo que hacen la mayoría de los sacerdotes, la ataca y mezcla con enfermedades, o la ampara y reconoce, e incluso bendice.

La mayoría de las lesbianas y los gays modernos muestran una actitud de temor hacia la Biblia, o más bien no conocen su contenido y creen que la Biblia lo único que contiene son reproches para ellos. Si bien es cierto que la Biblia fue escrita dentro de un contexto cultural patriarcal y heterosexista, el mensaje del amor sin condiciones que nos da Dios en Cristo puede convertirse en el "poder de salvación" para los gays y las lesbianas, al igual que para los heterosexuales.

Una lectura más decidida y dinámica de la Biblia coloca en una nueva perspectiva la vida de los gays, las lesbianas, y sus familiares y amistades. Hoy en día hay un creciente consenso entre estudiosos respetables de las Sagradas Escrituras de que la Biblia no condena este tipo de relaciones. Hasta no hace mucho, las lesbianas y los gays cristianos procuraban demostrar que la Biblia no condena la homosexualidad. Ya es hora de superar esta posición.
No es suficiente sostener simplemente que la Biblia no condena a la homosexualidad.

La teología de la liberación y la crítica feminista bíblica demuestran que, para que la Biblia transmita eficazmente la Palabra a todas y todos nosotros, debemos leerla con nuevos ojos desde la perspectiva de los oprimidos. Los relatos bíblicos reviven con nueva pertinencia cuando los leemos desde la experiencia del presente. Pues, si admitimos que las lesbianas y los gays están presentes en la Biblia, entonces acompañan a Moisés y Miriam en el éxodo y caminan junto a Jesús en Galilea. Aún cuando su sexualidad es silenciada y ocultada, las lesbianas y los gays estuvieron en todas partes siempre.

Ha llegado el tiempo de liberar a las lesbianas, los gays y bisexuales bíblicos de los closets (armarios) donde están encerrados. Esta búsqueda de la verdad acerca de la sexualidad debe superar siglos de silencio de comentarios y análisis de la Biblia.

Pero, ¿incluye la Biblia referencias o historias sobre lesbianas y gays que concuerdan con lo que los historiadores y antropólogos conocen acerca de la sexualidad en los tiempos bíblicos?

La respuesta es ¡sí! Algunos relatos son irrefutables, unos son fuertemente homosexuales, otros sugieren relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Por ello, la Biblia anima a las lesbianas y los gays para que la abracen con júbilo.

El Libro de los Hechos narra las vicisitudes de los primeros cristianos para predicar y vivir el evangelio (Hechos 28:31). En el presente, asistimos al surgimiento de comunidades lesbianas y gay que procuran acceder plenamente al evangelio. Para este propósito, son centrales las historias del apóstol Pedro y el capitán Cornelio (Hechos 10), y del apóstol Felipe con el eunuco etíope (Hechos 8:26-39).

Ambos relatos tienen sus raíces en las profecías de Isaías 56 que proclaman la venida del día en que los gentiles y los eunucos serán admitidos en el pueblo de Dios y sus sacrificios aceptados. La traducción al griego de la palabra hebrea "aceptable" en Isaías 56:7 aparece en Hechos 10:35.

En la historia con el capitán Cornelio, un gentil, Pedro expresa: "Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno" (Hechos 10:34-35).

La palabra "nación" es la palabra griega "ethnos" de la cual derivamos la acepción "étnico". Este término refiere a la raza, la cultura o el pueblo. Con ese término, Pedro expresa que son dignos del bautismo todos quienes, en cualquiera raza, cultura o pueblo, temen a Dios y actúan con rectitud.

Ahora bien, ¿la comunidad de lesbianas y gays es un grupo de presión en pro de la conducta homosexual, o es un ethnos?

En verdad, existen heterosexuales que tienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, y hay lesbianas y gays que jamás tendrían relaciones sexuales con ninguna. Pues, ¿las lesbianas y los gays constituyen un comportamiento, o son un tipo de personas para quienes la atracción homoerótica es solo una de sus características?

Un ethnos podría definirse por tener en común una historia, lengua, cultura, instituciones (escuelas, bibliotecas, clubes, iglesias, sinagogas, organizaciones sociales, empresas), héroes, líderes políticos, intelectuales, valores y la capacidad de quienes lo integran para reconocerse mutuamente, aún cuando se está inmerso en la cultura dominante. Si todos estos elementos constituyen un ethnos, los gays y lesbianas quedan cobijados bajo el término "nación" que se emplea en Hechos 10.

Pero, ¿qué evidencia existe de ethnos de lesbianas y gays en la Biblia? Cientos de años de prejuicios heterosexuales en los estudios históricos y bíblicos hacen más difícil la respuesta a esta sorprendente pregunta.

Analicemos, previamente, el concepto bíblico de inmortalidad, pues las escrituras hebreas no son explícitas ni coherentes acerca del concepto de vida después de la muerte. Un modo de alcanzar la vida eterna es mediante las hijas y los hijos.

En los tiempos bíblicos, la mayor desdicha que podía acaecerle a alguien era la exclusión por la propia comunidad cuando se lo condenaba al exilio, al ajusticiamiento público o cuando moría sin dejar descendencia. Pues la prosperidad material y la numerosa descendencia eran signos de la benevolencia de Dios. (Salmos 127:3-5; 128:3-6).

En ese contexto, en tanto la dignidad de mujer está unida a la capacidad de dar hijos al marido, la esterilidad es una maldición. La Biblia está colmada de episodios en que las mujeres ruegan a Dios que les conceda hijos. (Salmo 113:9; Génesis 30:1; 1 Samuel 1:10).

Los profetas de Israel usan esterilidad como metáfora de la lastimosa condición del pueblo de Israel cuando se considera abandonado o maldito por Dios. Pero la conmovedora reelaboración de la metáfora de la esterilidad en el mensaje profético de Isaías 54 revoca la maldición y transforma a Israel en una mujer estéril con muchos hijos. En Isaías 56 el profeta usa la imagen femenina de la esterilidad, "el árbol seco", asimismo que la expresión "cortado", para los eunucos. El termino "eunuco", posiblemente, sea un término general para los varones y las mujeres sin descendencia.

Deuteronomio 23:1 es la referencia principal acerca de la exclusión de los eunucos del templo. Levítico 21:17 afirma que sólo pueden acercarse Dios quienes estén libres de defectos físicos. Esta afirmación excluiría a los eunucos quienes, en las antiguas religiones, eran sacerdotes en los templos, y quizá también a los niños nacidos de relaciones incestuosas. Pero, finalmente, el profeta (Isaías 56:4-5) proclama: "Si los eunucos respetan mis días de reposo, y si cumplen mi voluntad y se mantienen en mi pacto, yo les daré algo mejor que hijos e hijas; les concederé que su nombre quede grabado para siempre en mi templo, dentro de mis muros; les daré un nombre eterno, que nunca será borrado."

¿Quiénes eran los eunucos en los tiempos bíblicos? "Eunuco" pareciera referirse al hombre castrado para que no constituyese un "peligro" para la realeza femenina. Sin embargo, hay referencias a eunucos que se desempeñaban como funcionarios reales y que, no necesariamente, eran eunucos desde un punto de vista físico. Pues no todos los eunucos mencionados en el Génesis, Isaías, Jeremías, Daniel y el Nuevo Testamento eran varones castrados.

El concepto de "eunuco" es aún más genérico, hasta el punto en que se incluyen también a las mujeres estériles, a los funcionarios gay de cortes extranjeras, a los magos y sacerdotes, así como también a los varones castrados. Funcionalmente, los varones castrados frecuentemente eran homosexuales, pero no constitucionalmente.

Jesús habla de tres clases de eunucos: "Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos hechos por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda." (San Mateo 19:12).

Pudiera pensarse que los eunucos "hechos por los hombres" son los que fueron castrados y quienes "se hicieron tales a sí mismos" son los célibes voluntarios. Pero, ¿qué es de aquellos que "nacieron así"? Con esta expresión, Jesús establece claramente que el matrimonio heterosexual no es la norma para todos. Este significativo comentario de Jesús, que admite estilos de vida distintos a los matrimonios heterosexuales, se aplica a las lesbianas y los gays.

Dos relatos de eunucos negros, ambos funcionarios reales, ejemplifican la acción redentora de Dios. En Jeremías 38, un eunuco etíope salva la vida de Jeremías, un profeta célibe. Jeremías a su vez le trae al rey un mensaje de Dios, en el cual se explica cómo puede salvarse Jerusalén.

En Hechos 8, el apóstol Felipe bautiza otro eunuco etíope. El eunuco está leyendo Isaías 53, estrechamente vinculado a Isaías 54 y 56, sobre la profecía mesiánica del destino del Hijo de Dios cuya vida es cortada violentamente de la tierra. El eunuco percibe el mensaje de que serán admitidos quienes han sido "cortados". Y entonces pregunta: "¿No podría yo ser bautizado?" Y el apóstol Felipe lo bautiza.

Jesucristo, en quien se cumple la profecía de Isaías 53, fue "cortado" de su pueblo cuando lo ejecutan como un delincuente y muere sin descendencia. “Jesucristo era un eunuco, si bien no físico, funcional, y su muerte y resurrección redefine la vida eterna, separándola de la necesidad de engendrar hijas e hijos.”, eso decían las profecías.

Cierta vez, reclamado por su madre y sus hermanos, Jesucristo, mirando a los discípulos como una nueva familia, responde: "Pues, cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre." (Marcos 3:35)

Jesús estableció relaciones con grupos muy diferentes de los que contemporáneamente, admitimos como familias. Jesús amaba a Lázaro, María y Marta. ¿Qué llevó a Jesús a una familia compuesta de un hermano y dos hermanas, todos solteros? Dos mujeres estériles y un eunuco es la familia que Jesús escoge. ¿Debemos suponer que eran heterosexuales célibes? ¿Y si María y Marta no hubieran sido hermanas, sino que se llamaban mutuamente "hermana" tal y como ha sucedido con la mayoría de las parejas de lesbianas a través de la historia?

En realidad, la Biblia desconoce casi totalmente el ideal de la Post Reforma que habla sobre los matrimonios heterosexuales, monógamos, románticos y por toda la vida.

La Biblia nos muestra el matrimonio como una unión basada en las transacciones comerciales, en la poligamia, la familia extensa, los grupos tribales, el matrimonio de Levirato y otros estilos de vida. El prejuicio anti-matrimonial en el Nuevo Testamento y el énfasis negativo hacia el sexo de los primeros teólogos son temas bien conocidos por los historiadores y estudiosos de la sexualidad humana.

La nueva comunidad cristiana en los Hechos incluye viudas sin hijos, prostitutas que dejaron de serlo, marginados sociales, solteros, gente casada, eunucos, negros, judíos, y gentiles. Los que habían sido excluidos en principio están ahora viendo cumplir la promesa de Isaías 56: "Mi casa será llamada la casa de oración para todos los pueblos".

El libro de Rut es una historia de amor, pero no entre Rut y Boaz. En tanto que Noemí es la protagonista y Rut la heroína redentora, la relación entre Rut y Boaz, lejos de ser amorosa, es más bien un asunto de preservación de la descendencia y la tierra de la familia. Pero el relato contiene la más conmovedora promesa de fidelidad personal de toda la Biblia: "Rut le contestó: '¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios.'" (Rut 1:16)

Aunque esta promesa se utiliza en las ceremonias matrimoniales entre un varón y una mujer, ¡es promesa entre dos mujeres! Rut le hizo esta declaración a Noemí, su suegra, cuando su esposo perdió la vida en el campo de batalla.

Rut se casa luego con Boaz, un pariente cercano de ella, y rescata el lugar de Noemí dentro de su propia familia, e incluso teniendo un hijo para Noemí. ¿Sostenían Noemí y Rut una relación lesbiana? No podremos nunca saberlo, pero sí es claro que las dos mujeres mantenían una relación apasionada y de entrega, elogiada por las Sagradas Escrituras, que les duró toda la vida.

Otro relato bíblico, el de David y Jonatán, ocurre en la época en que la relación varonil entre guerrero y amante era común y, además, noble. El triángulo trágico de pasión, celos e intrigas políticas entre Saúl, Jonatán y David, es una franca expresión de amor entre personas del mismo sexo: "¡Angustiado estoy por ti, Jonatán hermano mío! ¡Con cuánta dulzura me trataste! Para mí tu cariño superó al amor de las mujeres". (2 Samuel 1:26).

El autor bíblico, indudablemente, está al tanto de la varonil belleza clásica de David (1 Samuel 16:12) en este relato de amorosa lealtad (1 Samuel 18:1-5), con encuentros furtivos (1 Samuel 20:1-23, 35-42), besos y lágrimas (1 Samuel 20:41), rechazo al alimento (1 Samuel 28:32-34) y el pacto de guerrero y amante que David mantiene hasta la muerte de Jonatán (1 Samuel 20:12-17, 42).

Uno no puede leer esta historia sin deducir que Jonatán era el amor de la vida de David. ¡Los muchos siglos de interpretaciones homofóbicas de la Biblia los mantuvieron ocultos por demasiado tiempo!

¿Esto es todo? ¿Algunas profecías sobre la esterilidad y los eunucos y dos relatos de parejas del mismo sexo? Hay otros relatos que los biblistas deberían analizar.
· · ¿Eran gays los eunucos de la historia de José (Génesis 39-45) y del libro de Ester quienes, residiendo en las cortes reales, rescataron a los líderes de Dios?
· · En la parábola de la mujer que tenía diez monedas y perdió una (Lucas 15), ¿son las lesbianas y los gays una moneda gozosamente recuperada de nuestros días? Al presente, admitiendo que las lesbianas y los gays son el diez por ciento de la población, ¿son el diezmo de la humanidad? ¿Son la levadura del pan de las culturas?
· · Un capitán implora a Jesús que sane a un sirviente a quien quería mucho (Lucas 7). La palabra griega en Mateo 8 es pais, que significa "muchacho esclavo" y refiere, usualmente, a una relación homosexual. ¿Por qué Jesús alaba la fe del capitán pero no condena su estilo de vida?
· · El apóstol Pablo expresa antipatía a los heterosexuales incapaces de dominar los deseos sexuales. Al mismo tiempo, su turbulenta vida gira alrededor de hombres: Timoteo, Bernabé y Silas. ¿Las diatribas contra sus colaboradores y las iglesias y su incansable celo misionero, eran un intento de reprimir su homosexualidad?
· · ¿Qué sucede con Lidia (Hechos 16), la independiente y pagana mujer de negocios, vendedora de púrpura y primera cristiana europea? Aunque el texto bíblico refiere que Lidia dirige un grupo de mujeres a las que Pablo predica, no menciona ni al esposo ni a los hijos. ¿Era Lidia lesbiana?
· · Frecuentemente, el color púrpura se usa en relación con la realeza, el sufrimiento y la pasión, o la transformación y la magia. La púrpura es el color que Jesús lleva a la cruz, en cierto simbolismo gay es color de sentimiento entre dos Hombres
¿Y esto en qué cambia las cosas?
¿En que cambian las cosas el hecho de que las lesbianas y los gays puedan verse a sí mismos en la Biblia? En que permiten ver a los personajes bíblicos como son, sin suponer, faltando a la verdad, que son todos heterosexuales. Pues, en estas referencias a las lesbianas y los gays, no hallamos condenas ni referencias a las interpretaciones homofóbicas de las historias de Sodoma y Gomorra o de las normas del Levítico. Más bien, invitan a las comunidades de lesbianas y gays a que lean la Biblia sin temor y apliquen su mensaje sanadora y facultativa a sus vidas.

La Biblia es interpretación.

Posted by ORDEN BONARIA :: 10:57 AM ::
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